my pet!

martes, 13 de enero de 2009

Pasado, presente y futuro

Ya no sabía cómo explicarle que la cosa se terminaba en ese instante, que ya se había terminado hacía tiempo a causa de su engaño. Pero bueno, como se dice por ahí, uno se da cuenta lo que tuvo cuando lo pierde. Y parece que así fue con él, en el momento en que le dije “esto se termina, para siempre”, empezó a hablarme, a hacerme regalitos, a estar pendiente de lo que hacía, a hacerme escenas de celos ya sin alguna razón razonable, a preocuparse por mi estado de ánimo y salud… entre otras palabras a tomarme enserio. No se ya cuántas veces le corté el teléfono, cuántas veces le tuve que tirar las flores con su cartita correspondiente en la cara. Parecía que le era medio complicado entender que esa relación en la que yo había sido masoquista, había terminado, que la situación ya tenía un punto final impuesto por mi y que no había vuelta atrás. Si, él me había lastimado, y muchísimo, me engañó, me mintió y jamás me fue sincero con sus sentimientos; pero me costaba mucho también verlo sufrir en ese momento, parecía real cuando vino y me dijo “Yo sin vos me muero, te amo Pau”. Pero tampoco quería volver a quedar como una estúpida, ni que él me haya dado bola en ese momento porque me perdía y que después vuelva todo a lo mismo.
Cuando me di cuenta que estaba en esta situación, no lo podía creer, él había logrado lo que quería… estaba tan segura yo en el momento en que lo dejé, y ahora caía en sus trampas y empezaba con dudas otra vez. Lo pensé y lo pensé, pero no sabía qué hacer… consultaba con mis amigos y muchos me decían “ya fue, no vale la pena ese flaco pau” y otros “ay, si, volvé con él, confiá en él, a mi me da que es de buena leche, arriésgate”. Lamentablemente no me servían los consejos de mis amigos, es más, hasta me confundían más de lo que me aclaraban, y si ellos que eran quienes más me conocían no podían darme una respuesta definitiva, no sé cómo iba a lograrlo. Es más, llegó un punto en que no quería escuchar más a nadie, ya no me importaba lo que piensen los demás, yo iba a hacer lo que diga mi cabeza y mi corazón. Querer, lo quería; creer quizás en el fondo, si, le creía; extrañar, si un toque; esperanzas, tenía, aunque sea un poco. Pero no importa eso, tenía esas dudas que me mataban, y esos recuerdos de todas las cagadas que se mandó Matías, pero al ratito de estar con eso en la cabeza, esos recuerdos eran desplazados por los lindos, por los momentos únicos que pasé con él, y las cosas que me decía ahora. Pero no duraban mucho esas cosas porque al segundo volvían todas las cosas malas, y así pasaba todo el día entero.
Basta, no podía seguir así mucho tiempo, iba a explotar, necesitaba una solución urgente. Y en ese mismo instante escucho una canción de mi ídola, de Fabiana Cantilo, justo la frase que dice “cada corazón merece una oportunidad”. Así que agarré el teléfono, y marqué 4998-3090 y me atendió Mirta, la madre:
- Hola, si, habla Pau, se encontraría Matías?
- Pau, querida, cómo estás? Habla Mirta, la mamá del nene.
- Hola Mirta, tanto tiempo. Bien bien, todo bien, usted?
- Todo en orden por suerte. Buscabas al nene?
- Ehm, si, bha, no sé.
- (Risas) Si, estás nerviosa parece, ahora te lo paso.
- Gracias señora, mandele saludos a Juan.
- (se escucha de fondo) Matiiiiii, nene! Acá te están llamando, dale apurate que están al teléfono.
- Hola?
- …
- Hooola?
- Mati, soy yo, Pau.
- Sii, ya sé, me di cuenta, cómo estás hermosa? Te sentís mejor que el otro día estabas medio mal? Hoy tenías turno con el médico, no? Qué te dijo? Tenés algo al final?
- Bien. Si. No fui, así que no sé. En realidad te llamaba para otra cosa.
- Para?
- Estuve pensando…
- Sobre?
- Sobre mis viejos, dale boludo, sobre qué va a ser? Sobre nosotros.
- Ay, posta? Me muero, y qué pensaste?
- Creo que quizás fui muy dura con vos…
- No gordita, yo me lo merezco porque fui un forro.
- No importa… todos se merecen una oportunidad, sin un pasado uno no crecería, y quizás creciste, no sé… me cuesta muchísimo estar haciendo esto, pero quiero darte la oportunidad de demostrarme que no va a ser igual que antes, que no voy a sufrir otra vez. Quiero arriesgarme.
- …
- Mati?
- Perdón, me dejaste sin palabras, no te imaginas lo feliz que estoy amor en este momento. Quiero verte ya, y besarte y mimarte y abrazarte y mirarte y hablarte, ya, decime que podés salir.
- Ehm, si, pasas por casa?
- Si, obvio princesita, esos detalles no cambian. Me cambio y salgo para allá, en 10’ estoy.
- Te espero
- Si, no voy a tardar mucho gordita. Gracias.
Y corté el teléfono. No sabía bien lo que acababa de hacer, no estaba muy segura, pero tenía un buen presentimiento. Bueno, de eso no me podía agarrar mucho porque siempre era así y siempre terminaba mal la cosa. Llegó Mati, con una caja de chocolates y una rosa. Vestidito re lindo, y peinadito y perfumadito. Parecía un cuento de hadas, parecía que el príncipe había ido a buscar a la princesa para el baile del pueblo. Lo vi, se me calleron unas lágrimas, y lo segundo que hice fue correr, saltarle encima, abrazarlo, y besarlo como nunca lo hice. Estabamos los dos, ahí, en la puerta de mi casa, logrando un reencuentro, una reconciliación. Era una imagen para fotografiar, para grabar una película de amor, para usar en las telenovelas de siempre, para pasarlo por un video de alguna canción de amor, era un momento para grabarlo en la mente y no borrarlo jamás. Parecía como si mi otro yo se elevaba y nos veía desde arriba, como dejando todo el corazón ahí en el cuerpo, funcionando con Mati y mi alma lo veía desde arriba, era increíble.
Hoy en día sigo con él, no pasó mucho tiempo de esos días, pero estoy bien… estamos bien. No sé si durará toda la vida, pero tampoco voy a estar todo el presente pensando en el futuro porque desperdiciaría mis tiempos. Tampoco estoy pensando todo el tiempo en las cagadas que se mandó anteriormente, porque no sería sana la relación. Vivimos el presente y estamos bien, es más, hasta mejor que antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario